Muerte (y otros problemas), mejor en horizontal que en vertical

5 may

Los programas verticales pretenden resolver ineficiencias y fallos de la atención primaria con servicios concretos. Por ejemplo, de visitas a domicilio, de dengue, de crónicos complejos, de diabetes, de anorexia nerviosa, del niño sano, etc. Tales programas convierten en irrelevante y prescindible a la atención primaria. En un círculo vicioso, de retroalimentación negativa, al final los profesionales “naturales” pierden capacidades y habilidades y, por ejemplo, no se sienten competentes para atender en domicilio a pacientes terminales. La falta de práctica (“de hacer manos”) hace cada vez más imperfectas las respuestas de primaria, lo que lleva en un ciclo infernal a más programas de soporte a domicilio, más debilitamiento de la primaria y así sucesivamente.
La muerte es la cosa más natural. El sistema sanitario debería dar respuesta a la muerte para facilitar que el paciente pueda morir con dignidad. En el caso de querer morir a domicilio, el trabajo básico corresponde a los profesionales “naturales”, los de atención primaria que conocen al paciente, la familia y la comunidad de toda la vida.  Los programas de soporte a domicilio deberían actuar como consultores, no como principales actores.  La buena muerte, rodeado de quienes nos estiman y atienden de toda la vida, depende de la respuesta horizontal, de una atención primaria fuerte.